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La displasia de cadera en perros es hoy por hoy una de las enfermedades óseas hereditarias más frecuente en las razas grandes y gigantes, debido a la combinación de un rápido aumento de peso y una calcificación tardía. Aunque es una patología genética, no puede ser diagnosticada al nacimiento y no suele aparecer hasta los 4 o 5 meses de edad. La displasia canina está producida por una malformación de la articulación de la cadera, en la unión entre la cabeza del fémur y la cadera propiamente dicha, lo cual provoca inextabilidad y con ello dolor y a veces cojera, y con los años termina produciendo una degeneración ósea que conducirá, en algunos perros, a su total inmovilización.
Si un cachorro no tiene los genes responsables de la displasia no la desarrollará nunca, estando presentes o no las otras causas conocidas.
La enfermedad se presenta con multitud de síntomas distintos en cada individuo, que muchas veces desafían las radiografías y hacen su diagnóstico muy difícil. Hay animales con grado medio-severo, con la cabeza del fémur prácticamente fuera de la cadera, que no presentan signos clínicos y hacen vida normal; otros perros, sin embargo, con un grado leve de displasia de cadera muestran dramáticas cojeras desde muy temprana edad.
Entre los signos de displasia descata el balanceo de cadera, un correr característico con las patas traseras juntas (de conejo), cansancio rápido, cojeras alternantes entre una extremidad trasera y la otra, rechazo al juego, no querer levantarse cuando están tumbados o negativa a subir escaleras o incluso el coche.
Diagnóstico de la displasia de cadera en perros
Actualmente, es España todavía se hace el diagnóstico de displasia por radiografía de la articulación de la cadera en extensión, con el animal totalmente anestesiado. Para las certificaciones oficiales, las radiografías son valoradas exclusivamente por la Real Sociedad Canina de España desde Junio de 2014.
El método PennHip fue desarrollado por la Universidad de Pennsylvania y permite calcular la probabilidad de que un cachorro desarrolle la enfermedad en la edad adulta con una elevada fiabilidad. Este método se puede realizar tan temprano como a las 6 semanas de edad, por lo que constituye actualmente el sistema más precoz para el diagnóstico de la displasia de cadera.
El método Disgen detecta simultáneamente 7 marcadores genéticos asociados a la displasia de cadera, determinando la predisposición genética a sufrir la enfermedad con una fiabilidad del 95%. De momento solo se ha realizado el mapeo de los genes en las razas Labrador Retriever y Pastor Alemán.
Razas de perros más afectadas por la displasia
Según los estudios llevados a cabo por la Fundación Ortopédica para Animales en EEUU, el rango de displasia más bajo lo presentan los perros galgo, con un 0,6%. Las razas muy predispuestas son el Pastor Alemán, Rottweiler, Golden Retriever y Labrador Retriever. Las razas con mayores índices de presentación de casos de displasia, superando el 50% de los ejemplares estudiados, serían el Bulldog Inglés y el San Bernardo.
Tratamiento de la displasia de cadera en perros
Todos los tratamientos posibles de la displasia de cadera están orientados a mejorar la calidad de vida de los animales, por cuanto es una entidad controlable pero no curable.
Dependiendo del grado de displasia que presente el animal así como de los signos clínicos se planteará un tratamiento conservador o quirúrgico.
En el tratamiento conservador se administran condroprotectores que ralentizan el desarrollo de la enfermedad, quedando reservados los antiinflamatorios para las épocas de más dolor. Los condroprotectores han demostrado ser eficaces para tratar los síntomas de la artrosis derivada de la displasia, como el dolor y la pérdida de movilidad, y actúan favoreciendo la hidratación y nutrición del cartílago de la articulación. La combinación de condroprotectores como el condroitín sulfato y la glucosamina ha demostrado ser eficaz a la hora de frenar la pérdida de cartílago de la articulación de la cadera, lo que los convierte en el tratamiento de elección pues además carecen de efectos secundarios.
Algunos veterinarios recomiendan la toma de condroprotectores en la época de crecimiento de los perros de razas grandes incluso sin signos de displasia de cadera.
El tratamiento quirúgico puede ser paliativo, en el cual se extirpa la cabeza de fémur y está más indicado en los perros de menor tamaño; o bien curativo, destacando la sinfisiodesis púbica juvenil, la triple osteotomía pélvica o la sustitución de la articulación por una prótesis. Todos estos tratamientos son extremadamente caros y solo se realizan en clínicas veterinarias especializadas.
Tanto si el tratamiento de elección es conservador como quirúrgico, la primera medida es siempre una disminución de peso del perro, para minorizar la carga en las articulaciones.
Resulta evidente que la única forma de terminar con la displasia de cadera es eliminar de la cría a todos los perros aquejados de la misma o que, aún no habiéndola manifestado, se ha visto que la transmiten a su descendencia. Esto se ha probado en España en el perro Pastor Alemán, donde desde hace años los animales certificados como criadores deben disponer de las pruebas necesarias que los garantizan como libres de displasia. lo cual ha logrado disminuir los casos diagnosticados de displasia sustancialmente. Numerosos clubes oficiales de razas se han unido posteriormente a esta iniciativa, en un intento de controlar la enfermedad.
Últimas noticias
Recientemente se llevó a cabo un estudio comparando el método PennHip con la radiografía tradicional en extensión para el diagnóstico de la displasia, viéndose que aproximadamente el 80% de los animales considerados normales según el método tradicional en realidad estaban en riesgo de desarrollar displasia de cadera según el PennHip.
Algunas organizaciones en EEUU, como el ejército y numerosas escuelas de perros-guía, utilizan exclusivamente el método PennHip para la elección de sus perros.
Solo la responsabilidad de criadores y propietarios puede permitir que esta enfermedad, que tanto sufrimiento ha causado en muchos animales, termine desapareciendo.
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